Ante las graves injurias, oprobios y falsedades comentadas en la columna anterior por un redactor desconocido, he aquí los descargos y las aclaraciones pertinentes:
1.- Estaba dentro de las disposiciones reglamentarias del torneo el hecho de que uno de los organizadores resultaría ganador, en caso contrario el torneo se declararía nulo, esto fue consignado en el afiche promocional, en su costado inferior derecho, en letra tamaño 5 new times. Afiche y resquicio legal que tuvo el visado de nuestra jefa de docencia quien como miembro honoraria de la sociedad de strip póker sudamericano y campeona interoceánica de póker en Chicago durante la depresión del 29, tenia la calidad moral y la experticia para asesorar un evento deportivo como aquel. Razón por la cual todos los jugadores sabían de antemano, o debieron saberlo, sobre las condiciones del juego.
2. El mentado “negro” que repartiría las cartas si fue contratado, pagando incluso sus honorarios por adelantado, sin embargo fue raptado ese mismo día a pasos de nuestra facultad para quien sabe que perversiones personales. Circula el rumor que los/el/las perpetrado, res, re, ros ¿ras?, del hecho quedaron tan conformes con la performance del sujeto ultrajado que próximamente harán un mural en su gloria, solicitando, era que no, lucas a la asamblea para “tomarse el espacio” y dejar plasmado en óleo las grandezas de su nuevo divo, desterrando a marcel marceau al olvido.
3. Las señoritas mencionadas en esta columna bajo la denominación de “bataclanas” eran en realidad “mujerzuelas”, y de la más alta categoría, por lo cual es de un rigor moral digno del perfil de un estudiante de psicología de la punv, el reconocer el status que se merece a las damiselas que gentilmente aplacaron la soledad a cambio de algunos morlacos.
Esas, a grandes rasgos, son las mayores imprecisiones acometidas por la mordaz y malintencionada redacción de aquella columna, en donde seguramente, debe haber más de algún interés creado en función de denostar un evento tan bello como el campeonato recién pasado, que tuvo como fin fortalecer los lazos y las instancias deportivas tan esquivas a nuestra disciplina.
Sin mucho más, solo se solicita “prudencia” y rigurosidad en las fuentes para las próximas denotaciones, ya que como dijera un buen político de la concerta pillado en algún chanchullo “hay una familia detrás de la imagen pública”.
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