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lunes, 4 de julio de 2016

No se ni para que marchan si no sirve para nada


A continuación, el Blog de La Salita tiene el agrado de compartir con sus lectores el resultado de una extensa búsqueda en los anales de este medio, así es..anales.   En un esfuerzo de producción sin precedentes recogimos el siguiente texto tal y como fue escrito, no por paja ni mucho menos falta de creatividad, sino que para demostrar que seguimos dándonos vueltas en lo mismo y sin embargo, poseemos sabiduría, tradición y un basto sentido de la ironía para enfrentar los ya clásicos cuestionamientos que surgen en estos tiempos.  Por eso es que también recogemos el trabajo de un puñado de creativos compañeros que como verán en los primero minutos de este video lograron relativizar con éxito la cuestión de "las formas" en el siguiente trabajo audiovisual.

Antes de ponernos serios véalo, porque lo que viene a continuación, sí, es en serio.


(Texto original del blog del café solidario)
Este post tiene por cometido explicar y compartir un par de reflexiones basadas en la experiencia que quizás pueden ser de utilidad en estos tiempos de movilizaciones. Uno de los argumentos que con mas facilidad se arguyen para contraponerse a todo intento de protesta ya sean paros, tomas, o como es el objeto de este post, las marchas (como forma especifica de protesta); es su inutilidad, y esto te lo puede espectorar el compañero de curso, la señora en la calle, o hasta el activista cansado que mira el pasado y piensa en los kilos que bajo de tanto caminar llevando lienzos. 
Argumento el de la inutilidad que normalmente en el caso de aquellos que incluso pueden compartir las demandas que llevan a una movilización y que critican las marchas por su efectividad, viene acompañada de una recomendación a privilegiar el dialogo, asumiendo una dicotomía entre protesta callejera y dialogo constructivo. Ahora bien, sostengo que esta crítica, que por cierto tiene un sentido constructivo, debe ser contextualizada para reconocer en ella lo que propone; y descartar lo que es simple cháchara reaccionaria acomodaticia y conformista.


Primero entender que la protesta como tal dentro de un régimen democrático no tiene un carácter de extraordinario, es decir la protesta no es un evento raro y que por tanto atente contra el orden democrático, contra la vida civil y que por tanto su respuesta natural sea la represión policial, sino mas bien la protesta constituye un legítimo canal de comunicación entre representados y representantes, entre la ciudadanía organizada, el mundo civil y las autoridades del estado. Cuando entendemos esto, nos podemos entonces preguntar ¿por qué a tanta gente le parece extraño e incluso terriblemente novedoso o nefasto estas manifestaciones públicas de descontento? como si en ellas se encontrase el germen del fin del contrato social, o la guerra civil desatada. Basta con mirar nuestra tradición democrática coactada y entender como el miedo del golpe, o las enseñanzas de una dictadura son fuertes particularmente en los cuerpos y mentes de un amplio porcentaje de la población chilena (sostengo no obstante que si de algo es germen el descontento organizado en la protesta actual es de un nuevo impulso democrático).

Ahora bien, aclarado este punto que creo es la madre de muchas de las críticas automáticas a la protesta en este caso a una marcha, quisiera analizar el tema de la efectividad. Cuando hablamos de efectividad, hablamos naturalmente de un medio o método ligado a un objetivo. Es lógico que si medimos la efectividad de un tenedor para pelar una fruta resultara deficiente, no así si vemos su efectividad para pinchar, por decir algo. Así pues habría que entender el propósito de una marcha antes de pedirle peras al olmo. Toda forma de protesta busca alterar la realidad de una forma particular, esto es mediante injerencia en una decisión política poniendo en juego su legitimidad (que no es lo mismo que su legalidad), esto es rebatiendo el argumento a la base de toda decisión democrático esto es, que tal decisión es a favor de la mayoría del país (en casos populismo) o el bien común para ponernos en términos de Piñera, en el caso particular de una marcha esta normalmente se juega en su masividad, es decir en su capacidad de congregar en el espacio público a un gran número de ciudadanos, que mediante lienzos y su propia presencia dicen: es mentira nosotros somos esa mayoría y usted no nos representa. Por ejemplo el caso de las protestas contra hidroaysen suponiendo que fuesen millones en la calle, es decir se ataca mediante la masividad, con la afirmación concreta de ese cuerpo que de común se ocupa de excusa para la detentación del poder, lo que se ataca es el pilar sobre el que reside el poder de un representante su capacidad de hablar por otros, la que peligra cuando ese otro comienza a hablar aunque sea a monosílabos por si mismo.

Ahora bien lo que era cierto en 1920 no es necesariamente cierto hoy en día y por un elemento bastante particular, el rol que juegan los medios masivos de comunicación en las decisiones políticas. Esto lo escuche hace un tiempo en un congreso, antes por decirlo de alguna forma, del desarrollo de los medios de masa, la relación entre ciudadanos y representantes, entre autoridad y pueblo se mediaba a través de los movimientos sociales los cuales a través de la protesta hacían claro su descontento o propuestas e incidían moviendo el piso de la autoridad, la que por esta presión de perder el poder accedía, negociaba o reprimía cuando podía. No obstante al desarrollo de los medios de masas y a la distancia que se dio en occidente con el desarrollo de los sistemas democráticos capitalistas y la represión de los movimientos sociales, fueron justamente los medios los que comenzaron a ganar este espacio, cambiando las marchas por titulares los que inciden en las decisiones políticas por su capacidad de incidir en "la opinión publica", ahora bien con esto no solo cambian los agentes sino también la lógica, o mas bien se resalta la lógica que desde un comienzo se planteaba en las protestas masivas, cuasi épicas como las marchas de miles. La lógica de los medios de masas, es decir la lógica del espectáculo se destaca asi pues estos dan cobertura en base a ese criterio, lo espectacular.

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