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viernes, 28 de marzo de 2014

Apedread al ratero II: Trayectoria de un desviado.

                A mediados de marzo la frase: “kamilo culiao, trae los parlantes[1]” era frecuentemente vociferada por los pasillos de la escuela y rayada en la pizarra de la salita. Si bien los parlantes al día de hoy han aparecido nuevamente, traemos ante ustedes la triste historia no contada de un personaje cuyo carisma se apodera no solo de las sonrisas de las chiquillas. Un chico incomprendido y asediado por los vaticinios de la vida. Esta es su historia:
                Kamilo nació en el bronx, hijo de Jamal Jerald Franklin y Semenya Oprahnova vivió toda su vida en un entorno que los descriptores calificarían como vulnerable; beneficiario constante de los programas del chile crece contigo, ni todo el asistencialismo del país podría corregir los males estructurales que se replicarían en su persona. Criado desde siempre en un entorno violento buscó por donde pudo un camino para evacuar tantas emociones. A corta edad el pequeño kamilo mostró prontamente interés en las actividades de sus ancestros afrikanos: pintar en las paredes y confeccionar armas tribales con ramitas fueron desde chico sus pasatiempos favoritos.
Sin embargo, y como las estadísticas pueden confirmar, gran parte de los niños afroamericalatinochilensis son tocados por sus tíos en segundo grado, a la edad de 11 años, lo cual resulta crucial para el futuro de su personalidad. Este gran dolor lo llevó a ver en los bienes materiales una forma de compensar el vacío, y bajo este fenómeno (que solo entendemos lxs psicólogxs, el loco se puso a washipitear weas. Ya a los 13 años había lanceado a 69 personas sin que ellas se percataran. Y cuando ya tuvo la edad legal para ser procesado formó un escuadrón de niños más chicos liderados por su hermano, dispuestos a cometer en su nombre cualquiera de sus fechorías.

Siendo la última de ellas perpetuada en compañía de quien fuera su mano derecha, aquel que entre los peores liceos públicos del desierto minero  fuera conocido como “el chicos” (por el tamaño de los paquetes de coca que vendía entre sus compañeros) alías “el calama” dejó estragos el pasado lunes en la escuela y en la facultad. Juntos hicieron que este inicio de semestre viera desde ya manchada la imagen de cientos de estudiantes de esta escuela que hoy exigen justicia y castigo por la honra mancillada.
Todo comenzó hace un par de semanas, el ambiente traía consigo un dejo de nostalgia y las tardes aunque soleadas no penetraban con su luz al interior de la salita; hubo un silencio acechante, quizás faltaban pitos, o tal vez por las matanzas masivas de putas en medio oriente las tardes en la salita ya no eran como antes, cualquier hippie que se respete diría que hacía falta el alma, hacía falta música, hacían falta los parlantes kamilo conchatumare!!
Este humilde medio no tiene ni la más mínima intención de venderse al sensacionalismo; sin embargo algo que nos ha demostrado la inducción probabilística en todas sus formas es que no es necesario comprobar algo para enviar brujas a la hoguera: Es por esto que con toda autoridad hoy diremos que no sólo hubo que urgir al kamilo para que devolviera los parlantes, sino que también al mismo tiempo que este entrara en la escuela (quién sabe si efectivamente está matriculado) se desapareció por primera vez la base del hervidor del café solidario, y así también sucedió en una seguidilla de ocasiones en las que este sujeto seguramente anduvo rondando cerca. Esto da para sospechar.
Es más, ante el hecho innegable de que fue él mismo quien rompió la silla del escritorio podemos asegurar que el sujeto jamás dejó de lado las conductas antisociales que el Estado esperaba corregir cuando fuera apenas un maleable polluelo. El trastorno disocial por confrontación se hace presente en todas nuestras tablas de cotejo no por casualidad, los últimos acontecimientos señalan que aunque no hubiera confrontación mediante los instintos del sujeto afloran como manifestación de una descompensación a nivel fisiológico producto quizás del déficit de proteínas en la infancia y la música de Rage against the machine. Todo esto lo pudimos comprobar a partir de los registros de la caja negra del sillón que se hayó descubierto el lunes en la mañana por un posmoderno compañero de segundo que había llegado hasta ahí para estudiar psicometría: “puta yo llegué y estaba la cagá, me acomodé como pude en una esquina pa leer el texto de confiabilidad y resulta que enverdad los tests como que no son muy confiables que digamos. Bueno y con respecto al sillón, lo encuentro super penca, estaba hecho mierda”. No siendo esto suficiente, luego de hacer lío dentro de la salita el sillón y todo su relleno de pañales fue a dar afuera, hasta el día siguiente cuando fue retirado por los auxiliares quienes dieron aviso al decano, el cual lo fotografió y acudió a donde Sisto que luego le hechó la foca a los cabros en social. Shit.
Todos nuestros esfuerzos irán desde ahora para intervenir ahí, donde la política pública no llega. Es por eso que apoyados en las recientes publicaciones de la revista Psicoperspectivas (vaya, lo retamos a leerla) pondremos en práctica un método de intervención infalible. La investigación, dirigida por una iracunda estudiante de tercer año y colega del susodicho, funciona como una terapia de aversión dirigida por bullyng; administrada en pequeñas dosis de papes y frases hirientes acerca de la raza, religión, sexualidad y condición social del sujeto en cuestión.
Ético o no, las implicancias se han diluido como lo márgenes de la sociedad y el yo/otro que emerge con cada nueva acción de terrorismo en la salita.  Porque esta situación ya no da para más, y quién sabe cuál podría ser su próxima amenaza es que debemos actuar. Quién sabe qué cosas le habrá hecho a la joven camai quien desde un tiempo a esta parte ya no sonríe como antes :C y quién sabe si no serás tú la próxima víctima… por eso es que tomaremos la justicia en nuestras manos, tal vez no hoy, tal vez no mañana, tal vez nunca.



[1] No consta en actas de asamblea, pero los solicitó previamente para usarlos en verano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ajajajajajajajajajaja mas biografias!

Anónimo dijo...

Kamilo culiao, trae un sillón!