Apedread al ratero II: Trayectoria de un desviado.
A
mediados de marzo la frase: “kamilo culiao, trae los parlantes[1]”
era frecuentemente vociferada por los pasillos de la escuela y rayada en la
pizarra de la salita. Si bien los parlantes al día de hoy han aparecido
nuevamente, traemos ante ustedes la triste historia no contada de un personaje
cuyo carisma se apodera no solo de las sonrisas de las chiquillas. Un chico
incomprendido y asediado por los vaticinios de la vida. Esta es su historia:
Kamilo nació en el bronx, hijo
de Jamal Jerald Franklin y Semenya Oprahnova vivió toda su vida en un entorno que
los descriptores calificarían como vulnerable; beneficiario constante de los
programas del chile crece contigo, ni todo el asistencialismo del país podría
corregir los males estructurales que se replicarían en su persona. Criado desde
siempre en un entorno violento buscó por donde pudo un camino para evacuar
tantas emociones. A corta edad el pequeño kamilo mostró prontamente interés en
las actividades de sus ancestros afrikanos: pintar en las paredes y
confeccionar armas tribales con ramitas fueron desde chico sus pasatiempos
favoritos.
Sin embargo, y como las
estadísticas pueden confirmar, gran parte de los niños
afroamericalatinochilensis son tocados por sus tíos en segundo grado, a la edad
de 11 años, lo cual resulta crucial para el futuro de su personalidad. Este
gran dolor lo llevó a ver en los bienes materiales una forma de compensar el vacío,
y bajo este fenómeno (que solo entendemos lxs psicólogxs, el loco se puso a
washipitear weas. Ya a los 13 años había lanceado a 69 personas sin que ellas
se percataran. Y cuando ya tuvo la edad legal para ser procesado formó un
escuadrón de niños más chicos liderados por su hermano, dispuestos a cometer en
su nombre cualquiera de sus fechorías.
Siendo la última de ellas perpetuada en compañía de quien fuera su mano derecha, aquel que entre los peores liceos públicos del desierto minero fuera conocido como “el chicos” (por el tamaño de los paquetes de coca que vendía entre sus compañeros) alías “el calama” dejó estragos el pasado lunes en la escuela y en la facultad. Juntos hicieron que este inicio de semestre viera desde ya manchada la imagen de cientos de estudiantes de esta escuela que hoy exigen justicia y castigo por la honra mancillada.
Todo comenzó hace un par de
semanas, el ambiente traía consigo un dejo de nostalgia y las tardes aunque
soleadas no penetraban con su luz al interior de la salita; hubo un silencio
acechante, quizás faltaban pitos, o tal vez por las matanzas masivas de putas
en medio oriente las tardes en la salita ya no eran como antes, cualquier
hippie que se respete diría que hacía falta el alma, hacía falta música, hacían
falta los parlantes kamilo conchatumare!!
Este humilde medio no tiene ni la
más mínima intención de venderse al sensacionalismo; sin embargo algo que nos
ha demostrado la inducción probabilística en todas sus formas es que no es
necesario comprobar algo para enviar brujas a la hoguera: Es por esto que con
toda autoridad hoy diremos que no sólo hubo que urgir al kamilo para que
devolviera los parlantes, sino que también al mismo tiempo que este entrara en
la escuela (quién sabe si efectivamente está matriculado) se desapareció por
primera vez la base del hervidor del café solidario, y así también sucedió en
una seguidilla de ocasiones en las que este sujeto seguramente anduvo rondando
cerca. Esto da para sospechar.
Es más, ante el hecho innegable
de que fue él mismo quien rompió la silla del escritorio podemos asegurar que
el sujeto jamás dejó de lado las conductas antisociales que el Estado esperaba
corregir cuando fuera apenas un maleable polluelo. El trastorno disocial por
confrontación se hace presente en todas nuestras tablas de cotejo no por
casualidad, los últimos acontecimientos señalan que aunque no hubiera
confrontación mediante los instintos del sujeto afloran como manifestación de
una descompensación a nivel fisiológico producto quizás del déficit de
proteínas en la infancia y la música de Rage against the machine. Todo esto lo
pudimos comprobar a partir de los registros de la caja negra del sillón que se
hayó descubierto el lunes en la mañana por un posmoderno compañero de segundo
que había llegado hasta ahí para estudiar psicometría: “puta yo llegué y estaba
la cagá, me acomodé como pude en una esquina pa leer el texto de confiabilidad
y resulta que enverdad los tests como que no son muy confiables que digamos.
Bueno y con respecto al sillón, lo encuentro super penca, estaba hecho mierda”.
No siendo esto suficiente, luego de hacer lío dentro de la salita el sillón y
todo su relleno de pañales fue a dar afuera, hasta el día siguiente cuando fue
retirado por los auxiliares quienes dieron aviso al decano, el cual lo
fotografió y acudió a donde Sisto que luego le hechó la foca a los cabros en
social. Shit.
Todos nuestros esfuerzos irán
desde ahora para intervenir ahí, donde la política pública no llega. Es por eso
que apoyados en las recientes publicaciones de la revista Psicoperspectivas (vaya,
lo retamos a leerla) pondremos en práctica un método de intervención infalible.
La investigación, dirigida por una iracunda estudiante de tercer año y colega
del susodicho, funciona como una terapia de aversión dirigida por bullyng;
administrada en pequeñas dosis de papes y frases hirientes acerca de la raza,
religión, sexualidad y condición social del sujeto en cuestión.
Ético o no, las implicancias se
han diluido como lo márgenes de la sociedad y el yo/otro que emerge con cada
nueva acción de terrorismo en la salita.
Porque esta situación ya no da para más, y quién sabe cuál podría ser su
próxima amenaza es que debemos actuar. Quién sabe qué cosas le habrá hecho a la
joven camai quien desde un tiempo a esta parte ya no sonríe como antes :C y
quién sabe si no serás tú la próxima víctima… por eso es que tomaremos la
justicia en nuestras manos, tal vez no hoy, tal vez no mañana, tal vez nunca.
2 comentarios:
ajajajajajajajajajaja mas biografias!
Kamilo culiao, trae un sillón!
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