Algo más que una letra omitida.
Confesiones pecaminosas de un pecador confeso y voluntario.
Dr. Manuel Calviño
Facultad de Psicología. Universidad de La Habana. Cuba.
Preliminar. Salutación inicial y emotiva de la “P”
Sainete primero
La acción transcurre en el consultorio de un psicólogo. La recepcionista esta sentada revisando unos documentos. Entra un hombre visiblemente angustiado.
El - Buenas tardes.Ella – Muy buenas tardes. Bienvenido al consultorio del Dr. Bendito. En que podemos ayudarle.El – Yo quisiera hablar con el “p”sicólogo.Ella – Disculpe Sr., pero la “p” no se articula, no se dice.El – Ah! Mire Usted. Entonces dígale al sicologo, que aquí esta _edro _erez, el que le contó _or teléfono que tiene _roblemas con el _ene.
Por no dejar de vivir en constantes controversias y batallas conceptuales, los psicólogos nos hemos dividido, entre otros muchos, en dos bandos con respecto a nuestra “P”: Los que “psi” y los que “nop”. Apenas el viernes en la tarde me hicieron saber que hay un tercer grupo: los que “Spi” – que nada que ver tienen con el Spiderman, sino con el comedor universitario en donde se les cataloga de “S”picólogos, habitantes de la Facultad de “S”picología.
Los defensores del “si P” han sido claros: siendo la Psicología la ciencia que estudia la psique (psyché), la eliminación de la “P” significa la disolución del objeto de nuestra disciplina (esto es excesivo), al menos la falta de denotación etimológica precisa en la denominación que nos identifica. El nombre de nuestra disciplina, dicen algunos, no comienza con “P”, sino con “psi” y esto hace una notable diferencia. Los des”p”izadores (entiéndase los exorcistas de la satánica p) dicen que la letra “psi” no existe en ninguno de los alfabetos vivientes, para ninguna de las lenguas vivas. Por lo que es apenas un rudimento de un pasado milenario del que deshacerse no es ni más ni menos que un acto de reajuste histórico imprescindible. La exclusión de la “P” no cambia nuestro objeto de estudio. Total que casi nadie la pronuncia.
La Real Academia de la lengua española, siendo un poco más transactiva dice: “En posición inicial de palabra, el grupo ps-, resultado de la trascripción de la letra griega psi, está presente en numerosas palabras cultas formadas sobre raíces o palabras griegas que comienzan por esta letra (psyché ‘alma’, pseudo- ‘falso’, psitakkós ‘papagayo’, etc.).- las asociaciones referidas por la Academia, por cierto, no nos favorecen: alma-falsa-papagayos, es como asociarnos a la idea de habladores de estupideces - En todos los casos se admite en la escritura la simplificación del grupo ps- en s-, grafía que se corresponde con la pronunciación normal de las palabras que contienen este grupo inicial, en las que la p- no suele articularse: sicología, sicosis, sitacismo, sicrómetro, seudoprofeta, etc. No obstante, la norma culta sigue prefiriendo la grafía con ps-: psicología, psicosis, psitacismo, psicrómetro, pseudoprofeta, etc., salvo en las palabras seudónimo y seudópodo, que se escriben normalmente sin p-“. ¿Ser o no ser cultos?. Esa es la cuestión.
Navegando por el “ciberespacio”, en algún lugar encontré los “Textos y pretextos” de Sábato (dicen que de finales de los setenta e inicios de los ochenta), quien molesto por la acción de un editor (me lo puedo imaginar) escribió: “¿Qué argumentos se pueden oponer a la grafía psi? No, por supuesto, la fonética, ya que la gente culta generalmente la pronuncia así. Y en el caso de que no se la pronunciase, tampoco es un argumento, porque si fuéramos a caer en la locura de escribir las palabras tal como se pronuncian tendríamos que poner payasadas… De modo que si a un escritor – léase cualquier persona, incluso un/a psicólogo/a - se le da la real gana de escribirlo sin… – léase con o sin p -, hay que respetarlo. Y si no se lo respeta, hay que protestar” (“Textos y pretextos” E. Sábato )
Podríamos concluir que son “Derecho” y “Cultura” los pilotes sobre los que se sustenta el uso o no uso de la “P”. La cultura nos marca un modo. El derecho nos lo relativiza. Decida cada quien.
A mi personalmente, me gusta la “P” de la Psicología. Es cierto que le da “prestancia”. La sonoridad de la que convierte a la “n” en “m”, le da a nuestro continente algo así como una marca de abolengo. No me imagino a nuestros ancestros omitiendo la “P”. Muchos esfuerzos se cristalizan mnemicamente en la “P” (ahora mismo, lo mnémico sin la “m” pierde carácter). Aquí en Cuba Bernal del Riesgo la defendió por escrito en el mismo año en que yo nací (Revista Cubana de Psicología. 1951). No puedo menos que secundar su defensa. La ensalzo con un soneto que acabo de escbir para la ocasión.
“Soneto a la P de la Psi”
Te prefiero “p” en todo momento
Como tronco silabario del saber.
Y asociado al pecado del placer
Te defiendo a pesar de rudimento.
Como tronco silabario del saber.
Y asociado al pecado del placer
Te defiendo a pesar de rudimento.
Eres “p” con “s” como el viento
Que al sonar va cantando su sentido.
Quien te excluye adormece reprimido
Lo que yo exhalto, defiendo y siento.
Que al sonar va cantando su sentido.
Quien te excluye adormece reprimido
Lo que yo exhalto, defiendo y siento.
Cese ya la sectaria alevosía.
Quédate “p” labrando este destino.
No hay destierro posible en el camino.
Quédate “p” labrando este destino.
No hay destierro posible en el camino.
Quien dudó súmese hoy a nuestro sino.
Vengan ya. “Hoy es siempre todavía”
para escribir con “p” Psicología.
Vengan ya. “Hoy es siempre todavía”
para escribir con “p” Psicología.
Puede que sea cosa de viejo. Pero puede que no. Puede que sea una discusión más de las tantas sin mucho sentido que existen entre nosotros. Sin embargo, desde esta, quizás bizarra discusión, podríamos llegar a otra (a lo mejor no menos bizarra, pero al menos potencialmente útil): ¿Qué distancia demarcaría para nuestra disciplina el uso o desuso de la “P”? La “P” se los aseguro, es apenas el pretexto. Los invito a mi aventura pecaminosa que no tiene otro fin que el de pensar en voz alta y ojala que en coro.
extraido desde http://www.psicologia-online.com/articulos/2005/sicologia.shtml
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